















El trabajo presentado se enfoca en la vida nocturna de las calles de Buenos Aires, y cómo los objetos, vidrieras, luces, son protagonistas de un nuevo acontecer, muy distinto al sucedido durante las horas iluminadas por el Sol. Todo lo que está en la vía pública no es lo que parece. Se transgiversa. No son más que escenarios con vestigios de la vida que tuvieron durante el día, pero no mueren, sobreviven a la noche y esperan a la luz del amanecer para revivir. La identidad propia de una ciudad que nunca duerme. Las imágenes fueron tomadas como si el ruido de los pasos dados despertara la atención de los personajes y escenas inanimados que reinan en las calles iluminadas por las luces artificiales.